miércoles, 12 de septiembre de 2007

LECTURA INSCRITA EN LA PIEDRA


Me parece leer en las palabras de cada día
Un sinfín de signos tras las carreteras podridas.
Las faunas urbanas
Se queman alrededor y huyen por la esquina
De la remembranza.
Útil el dilema que yace bajo la piel
De la puta drogada
De los mendigos
Pues de ellos es el reino de los cielos.

Una convulsión interminable que no habla
Todo es bautizado en esta amarilla realidad.
Querría decir que este invierno
Es una seca alusión al paraíso;
Un rosal de bao
Frutas que lloran un parto
Y mi lengua retráctil
Tragándolo todo.

La formulas anteriores
Que hacen de las palabras extraños acertijos
Me reaniman a seguir cantando
En su corriente mitológica ardiente.

Mañana en mi camastro aún tibio
Las angustias muertas
Vendrán al palco de lo cotidiano
A venerar largas serpientes emplumadas.

No existe rezo
Ni huida al reino
Enfrentarse desnudo al verso encicutado
muerto y ciego.

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